lunes, 8 de diciembre de 2014

Por qué Ethos (Ethos)

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Llegado el punto, uno como persona alcanza cosas que en la niñez no contemplaba. La cultura se amplía, la razón parece ser algo normal, la esencia cambia; el rostro, la estatura, los ojos y las ideas.

Puede ocurrir que ya no eres un niño pero nunca que pierdas lo primordial de esta etapa, me refiero a las ganas e conocer mas, de descubrir cosas nuevas, de seguir sintiendo el mundo tan inmenso como lo veíamos desde la perspectiva de una personita de apenas 60 cm.

No podemos perdernos en nuestras ideas para toda la vida, hay que expandir el pensamiento propio. Cerrarse a la concepción de nuevas formas es impedir el crecimiento personal es ir en contra de nuestros instintos inmutables a través del tiempo.

Es por ello que un cambio en la forma y la manera solo dice que has aprendido, nunca que dejaste de ser el mismo. Claro que la materia cambia; el cuerpo crece, el rostro envejece pues los años siempre serán la marca visible del tiempo en nuestras credenciales. Pero eso no significa que dejamos de ser los mismos. Tal vez las ideas ahora son menos vagas, más concretas y explicables. Tal vez incluso cambiaron porque nos dimos cuenta de que era necesaria una revisión profunda de nosotros y eso incluye, aunque suene trillado, excluir las ideas sin fundamentos, cambiarlas por otras o simplemente ajustarlas.

No podemos pedirle al cielo que siempre pensemos lo mismo porque repito que estamos en constante aprendizaje, no hay que ser cerrados de mente.

El por qué me explico esto es quizá una forma de ponerme a cuentas conmigo mismo. Es una forma de dilucidar mi cambio.

Comenzare diciendo primeramente que me siento producto de la cultura mexicana, de mi cultura. Comprendo que en la articulación de estas palabras puede haber una confusión. Pues cuando escuchamos la frase; “cultura mexicana”, inmediatamente pensamos en los clichés del mexicano sin recordar que un cliché no es más que el estereotipo vulgarizado de alguna cosa.

En este caso, en el caso mexicano, la figura de un hombre con sarape y holgazán o un “macho” bigotón y tomando tequila son las postales que nos llegan a la mente. Nada más alejado de la realidad porque esa no es la cultura mexicana.

Dicha voz, cultura, va mas allá. No se queda en el refrán por la carencia, ni en los adornos folklóricos, “porque tampoco hay que figurarse que solo es mexicano lo folklórico, lo costumbrista o lo pintoresco. Todo esto es muy agradable y tiene derecho a vivir, pero ni es todo lo mexicano, ni es siquiera lo esencialmente mexicano”

Pertenezco a México, soy parte de él, pero a la vez necesité fraguar mi propia cultura que, por poseer un carácter indefectiblemente mexicano, termina siendo de mi país por cuanto es mía. Es decir que acepto las raíces pero no las tradiciones que solo perpetran el autoritarismo patriarcal y una manera machista y poco satisfactoria por no decir hermética hacia y con el mundo.

El proceso de cambio es lento y nunca acaba. Y el arrebato de una cultura autónoma en este regimiento enterrado sobre escombros, clichés y eufemismos ha sido tarea por demás difícil.

Claro que comprendo que nunca vamos solos en este camino, y que juntos la tarea que al principio resultaba mesiánica se comienza a percibir poco a poco más alcanzable. Y es que en nuestro entorno social tenemos que luchar por obtener una cultura propia. Sinceramente creo que lo estamos logrando, prueba de ello es este blog que defiende la cultura por encima y a través de todo. Aunque repito que fue difícil, al menos para mi, separarme de esas formas pseudoculturales de pensarme como mexicano pues “para poseer una cultura propia, una colectividad debe caracterizarse por interacciones sociales al mismo tiempo bastantes concretas y autónomas. Lo bastante concretas para que tengan sentido y por ende produzcan modelos culturales; asimismo, lo bastante autónomas para que sus modelos culturales sean diferentes de los transmitidos por otras colectividades”. Pero creo que el objetivo se esta logrando.
Y es que hay que entender que la cultura es un concepto complejo desde el punto de vista que se quiera abordar. Si queremos dar una definición concreta de cultura podríamos tomar en cuenta dos partes; la normativa y la histórica.

La normativa considera a la cultura como “el conjunto de los valores compartidos por todos los miembros de una sociedad”. Y la histórica “supone concebirla como la herencia transmitida de generación en generación de acuerdo con proceso riguroso de reproducción social”.

Pero entonces que pasa con los grupos pequeños dado que estas afirmaciones son tan generales que resultan privativas, entonces cómo se puede explicar la condición cultural de dichos sectores.  Debemos buscar un concepto más amplio en su definición, pues estas, en ambos casos, se sujetan a una imposición de manera uniforme de valores o de tradiciones. Y es que no somos sujetos a una imposición sino mas concretamente a algo que conocemos y aceptamos.

Sino fuera este el caso, entonces la explicación de los grupos pequeños es que son producto de una pseudoplaneación por parte de un todo cultural, pues si la concepción de la cultura se da por imposición todos somos producto cultural de dicha imposición. Es por ello que en la búsqueda de una definición amplia en el sentido de completa y no tan específica, me quedo con la que dio Clifford Geertz donde estipula que “la cultura es el sistema de significados de un grupo, el cual lo aplica en sus interacciones”.
Teniendo entonces este panorama, es fácil entender a que me refería cuando decía que me siento parte de la cultura mexicana. Pero no solo de la cultura, mas concretamente de la concepción que tengo de las cosas desde el punto de vista mexicano (sin nacionalismos) y es que mi discurso ha cambiado y en su estructura encuentro el ansia de libertad, de completa autonomía y de una nueva percepción.

Quizá estas formas las pueda englobar en una palabra que las acepte y les de sentido y a su vez que pueda complementarlas. Pido que se me deje arbitrariamente definirlas como ethos.

Así, sin mas, “ethos” puede significar la forma de concebir la vida y la personalidad de algún individuo. Y al tomarla como propia es una filosofía que exige siempre descubrir la verdad, siempre saber más y constantemente enseñar lo que se sabe.

Es por ello que de ahora en adelante me tomare la libertad de cambiar el pseudónimo con el que firmo mis escritos, ahora los firmare como “ethos”. Sabiendo que no soy filósofo ni pensador de profesión se podrán encontrar desatinos en las palabras pero estamos aprendiendo, y es por ello que considero mi posición desde ahora con un solo propósito; aprender más cada día y enseñar lo que se pueda.
Así que desde aquí comienza una nueva etapa en mi vida y en lo que escribo. Quizás para algunos tenga relevancia, quizás para otros no, pero si puedo dejarte una reflexión con lo que hago me doy por bien servido. Gracias por leer.









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