viernes, 12 de agosto de 2016
Lo que nunca se dijo, pero no por ello menos verdadero (Gato) (x)
Tu fuego me incinera desde adentro, desde
las cavidades de los huesos, pasando por los músculos, los nervios, tejidos,
entre el pulmón y la pupila. El amor es una flama sin color, un calor que brota
de mí y de ti, que no puede existir sino estás tú frente a frente de otro fuego
mío. Crepitaciones, fénix, lumbre alimentándose del aire que respiramos. Te
descubro toda en una caricia y aprendo a jugar con ese fuego azul, rojo,
vidrioso, quebradizo y suave. Dices mi nombre junto a la palabra amor. ¿En
dónde estoy? Sueño y no, siento que floto en mitad de un mar sin luz, sólo sé
que me hundo más en ti, un suicidio propuesto por el candor de tus muslos. Me
sujetas fuerte pues no queremos morir solos en este refugio extraño en donde
nos hemos metido, tus piernas se entrelazan y comienza la extinción del ser.
Como ir y venir de muchos lados del planeta conozco el camino que eres. ¿Hablamos
de laberintos? no es así, cuando con tus ojos me guías al centro de tu llama
poderosa no estoy perdido. Es extraño como comienzas con un fuego precioso que
se extiende como humo. Ya lo sé, lo sé perfectamente, esta sensación también
duele. Como quisiera que el yo se convirtiera en nosotros. Vuelvo de una
realidad en la que ella no está por completo. Quemémonos ahora, Corazón, sólo
así gozaremos este secreto encuentro. El
tiempo, eso que nos domina a todos, se convierte en la ceniza más grande que se
haya creado.
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