domingo, 13 de septiembre de 2015

Un solo encuentro. (Gato)


Abrí los ojos: era yo el quien despertaba.
Cerré los ojos: tú me mirabas una vez más. Soñé.
Abrí los ojos: otra vez, nada más, era el quien despertaba. 

Divagaciones nocturnas. (Gato)




 Estoy aquí, el benefactor de mí mismo, y también el misántropo de todo el mal que he hecho como ser humano, pero quiero decir un mal propio. Yo mismo atacándome, dulce sombra envilecida y austera, sólo luz y sombra. Recorrer mi ser es recorrer un mundo con paisajes extremosos y excesivamente calmados, nunca un lugar neutral se encuentra entre ambos escenarios.
   Y permanezco observando la lejanía universal del horizonte más claro y cercano, igualmente vivo y templado... gasto muchas palabras para decir que soy contrario en mi persona, obviamente no tengo un trastorno bipolar o algo semejante, creo que son puras locuras raras de mí. Pero veo a los demás y creo que ellos también han de pasar a veces por semejanzas refiriéndome, por ejemplo, a cuando haces una cosa, en la mayoría de los casos malo para uno, y dices: eso que hice no es de mí. Una sorpresa te llevas al descubrir que realmente no conoces nada de ti. Porque cuál es la frontera entonces entre lo impredecible que eres y una mezcla extraña entre un ser salvaje y uno civilizado.
 

martes, 1 de septiembre de 2015

Unas semanas sin ti o el aprendizaje de la convivencia a través de la intuición del espíritu. (Gato)

Siento que algo se va de mí, que me parto en dos, uno más consciente de sí mismo y de su soledad circundante; mientras que el otro fragmento mío se extiende por el horizonte gris en una ráfaga de estrellas cayendo y colores brillantes, artificiales y nocturnos.
  Despierto, una magnética esencia que tiene el techo, semejante ahora mismo a una miel fluorescente, me hace recordar en pasados hechos de aire. Y una ola intermitente deshace el castillo de arena de una playa lejanas, pero al mismo tiempo adentro, de mí persona.
   Murmullos tribales, aullidos salvajes, praderas incivilizadas (incivilizadas porque no veo calles, ni edificios, ni personas), espumas que flotan en el espacio más cercano. Luz inicial.
   El corazón siente el primer puño de tierra que ha de sepultarlo. Pero una brisa potente a veces alza esos terrones de entristecida tierra, se convierten en una cortina de polvo blanco.
  ¿Quién pelea? ¿quién bebe la sangre derramada por todos aquellos que quisieron cambiar un fragmento del mundo, de su tiempo? ¿quién ha encontrado en su reflejo a otro ser humano?