Sin querer...

Y sin querer busco de nuevo está sensación de vacío y nostalgia, euforia y la impotencia de no poder ya hacer algo por ellos, por ustedes, por soltarlos de la mano en un descuido pensando que estaban listos para lo que viene, viajero en el tiempo se esconde bajo mi piel y parece nadie comprender que debo de irme tarde o temprano, suspiro y aire que toca tu espalda por las noches, guardián que cuida de tus sueños rotos y construye los nuevos.

Tenue melodía de violín corrompe tus oídos, con cierta agresividad manchas el piso y mi mente se encuentra flotando para ti, siempre y por ti, el viento fuerte sopla mi rostro y mi cabello es a volar entre las hojas de los árboles, nuestros bosques parecen lejanos, el tambor dentro de mi corazón te seguirá llamando cada 29 de febrero esperando tu respuesta como hasta ahora cada año ha pasado.

Momentos agradables, mentiras, lagrimas, dolor, alegría, tragos de licor, largas platicas, caminatas, olor a tintas y libros viejos, ventanas y camas por todos lados, la pista de baile por así decirlo y las grandes bajadas, el superar los miedos, el conocer el amor, el compañerismo, el mirarnos al espejo y ver en que nos hemos convertido, traiciones, miradas, besos que nunca llegaron, el sentimiento que nunca llego a ser más, las criaturas que somos en el interior, espera… ¿Sigues ahí?

De lo que vendrá (Gato).

Ahora que vuelvo a estar solo el escenario donde alguna vez compartimos ese ser humano tierno, quizás indefenso e infantil, que fue ella y aqueste tipo que es mi ser propio; luce demasiado deprimente. Juntos soñábamos un futuro mejor, donde la unión de los años daría riqueza al amor. Ese futuro de miradas y besos, de platicas largas cotidianas y de almas juntísimas ha desaparecido hace poco, o más bien, ha comenzado a perderse en la linde de este presente.
   Vine a este lugar porque me ha traído el recuerdo de las felicidades vividas. Una lluvia ligera adorna esta imagen que miro. Banquitas, columpios, gente, un olor a pasto, un sabor a ese cuerpo nostálgico, un deseo, una querencia; palabras fantasmas que trastornan mi día a día. Sigo los pasos que di, pero entre más voy siguiéndonos el frío me invade, presagio de que estoy haciéndolo mal.
   La realidad me muestra su cara cruel, lo poco que importa al mundo el perder dos amantes. Lo más terrible e impresionante fue que todo siguió su curso, me di cuenta de que no solo era yo y ella lo más importante, ni mucho menos que el amor es eterno. Comprendí que todo muere y debe morir, es lo justo, para haber vida debe de existir el final de algo, de alguien. Un equilibrio que pocos entienden, y lo he marcado con el singular significado de la crueldad, así me pareció, así fue, así terminó una etapa más para mí.
   ¿Y ella? Por más poderoso que nos sintamos el olvido es más. Y no quedará más esta sensación de llevar consigo un alma muerta en un cuerpo demacrado.

Un silencio recio y una feroz herida hecha de aire corrompe el cielo que percibe mi lenta y cansada vista. Un hormigueo en el corazón es el vivo esfuerzo de dar un paso más alrededor de este lugar, donde aun respiro su aliento a flores y guardo su caricia más bella en mi alma.

Otra bailada.

No se puedes obligar un sentimiento 

Óleo sobre tabla de skate

De la serie- La vida del que patina.

Sergio García, 2015

En algún momento, en algún lugar, seré quien cause una gran diferencia. Solo es cuestión de voluntad y motivación ademas de que ya no me pueden bailar.