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Ausente, pensamiento que restalla esta noche como tantas otras, veo tu rostro, no me juzgues, es inherente a mi existencia quererte cerca, de noche y en mi cuerpo.
No ates nada a eso que llamas lugar seguro, porque mientras aquí haya aire frio, luna crepuscular y hermosa desesperación, nunca encontraras un sitio mas seguro que la locura.
Veo tu rostro, como digo a pesar de que he pugnado por olvidar tu recuerdo, pero solo consigo devanarme los sesos, sin mas remedio que volver a recordarlo, sentirte cerca y tan mía como la muerte.
Un aliento basta para vivir mil vidas, aunque entre sombras me encuentre y te encuentre, ese aliento es nada, es solo sensación de vida, sensación de bosque vacío, vacío como mi cuerpo, de verdad, de lucidez y amor.
Deseo verte alguna vez, ver a la gran señora y pedir por ti, dormir al frio de tu cuerpo, sentir el calor del silencio y lo amargo de tu etéreo descanso.
Me volveré sombra para robarte un beso, aunque eso me cueste la vida, si mi calor se convierte en frio, no importa, porque sabré que estas aquí, que estamos juntos, después de todo, nuestros lóbregos lugares se fusionan en uno solo, y las pueriles invectivas no podrán nunca enervar nuestro amor, porque todo deriva en un onírico sueño, tu y yo, siempre entre sombras y a la luz de la decrepita luna.
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