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Quisiera empezar con éste fragmento del prologo a doce
cuentos peregrinos:
“Soñé que asistía a mi propio entierro, a pie, caminando entre un grupo
de amigos vestidos de luto solemne, pero con un ánimo de fiesta. Todos
parecíamos dichosos de estar juntos. Y yo más que nadie, por aquella grata
oportunidad que me daba la muerte para estar con mis amigos de América Latina,
los más antiguos, los más queridos, los que no veía desde hacía más tiempo. Al
final de la ceremonia, cuando empezaron a irse, yo intenté acompañarlos, pero
uno de ellos me hizo ver con una severidad terminante que para mí se había
acabado la fiesta. «Eres el único que no puede irse», me dijo. Sólo entonces comprendí
que morir es no estar nunca más con los amigos.”
Gabriel García Márquez----1927-2014
Tomamos nota del tiempo, nuestro rostro se marchita dejando
ver a contraluz nuestros años venidos a pocos ante la infinita vida de la
literatura. Un escritor, un mundo, una luz, cuando se apaga por la tempestad y
la intermitencia entre vida y muerte, no termina por apagarse del todo, pues quedan
sus libros, sus textos, sus letras.
Gabriel García Márquez a fallecido, quedaran sus caminos ya
recorridos desde antaño por sus lectores y por él, los cien años de soledad en la
que, seguramente mas de uno compartirá mi premisa, nos sentiremos sumergidos
ante su partida, quedan todas las crónicas periodísticas mescladas entre líneas
con la ficción y la realidad…quedan todas sus obras, sus diálogos sostenidos
con todos nosotros tal vez en otro tiempo, tal vez nunca, pero bastarían las
palabras de Márquez para dejar al lenguaje inservible, pues disponía con tal simplificación
de él, que ya el lenguaje parece servir tanto o no servir de nada como la
palabra nada.
Siempre que las letras se sumergen en la oscuridad de la muerte,
nos queda un sabor amargo, pero al final el triste consuelo es que el hombre
esta destinado a morir, pero las letras están destinadas, desde el momento en
el que se escriben, a vivir y a revivir con cada lectura, con cada lector.
Cuando un escritor muere, entonces, muere solo el hombre, pero su literatura
esta destinada a perdurar. Sus letras trascienden la muerte, los años, los
siglos y las lenguas…ese es el poder de la palabra.
En Márquez se encuentran muchos momentos de nuestra vida
retratados de una forma nueva, de una forma incluso existente solo cuando se
leen sus obras, de esa sola forma con la que él se expresa, a mano, escuchando
la memoria de la imaginación.
Qué decir cuando un escritor muere, el luto siempre esta ahí,
nunca se va, aun cuando pasen los meses o los años, pues recuerdo a Cortázar o
Borges de Argentina, a Octavio paz o Carlos Fuentes de México solo por nombrar
algunos. Al leer sus obras, parecieran cercanos, quizás por el lenguaje, pero a
la vez lejanos al sabernos aquí y ellos entre sus letras, solamente transitando
de mano en mano, de lector en lector, sin vida pero aun con luz.
Qué decir cuando un escritor muere, simplemente se puede
callar, leer sus obras, no decir nada, ver el trasfondo en sus escritos, solo
se puede escribir lo que Gabriel García Márquez ya escribió:
“La muerte no llega
con la vejes, sino con el olvido”
El olvido nunca llegara y en la memoria siempre tendremos a
estos narradores y a sus narraciones. Mis palabras son solo palabras de un
lector de Márquez, de sus obras. Por eso puedo decir que ni él, ni ningún escritor
morirán, pues para que los olvidemos tendrían que pasar mas de 1000 años de
soledad, y aun así, apuesto todo a que perdurarán…
Adiós y hasta siempre, Gabriel García Márquez, y de paso a
todos los escritores ya fallecidos.