Qué misterioso y extraño son tus labios, rosas y llenos de memorias. Fotografías de ti, de los lejanos lugares a donde quieren ir tus pasos. Viva la mujer que entre silencios me quiere, que sobrevuela el espacio en busca de mi sueño, que vela mis dormir desde lejos, ojo de dios, de mujer amada, de poeta desconocida. Sonidos estridentes que apartan el desagradable sentimiento de la tortura interior, de la soledad que lapida canciones. Pero tú eres un árbol grandísimo en mitad de un bosque que se quema (¿morir?).
Tu isla y la mía no se alejan, sino que desde ayer se acercan tanto, una montaña un lago, un beso como casa y miles de caricias como noches sagradas. Templo colosal, blanco es tu interior, tu futuro es la palabra que han de decir nuestras vidas. Nada está escrito y nada está muriéndose, ni principio ni final, sólo una historia por seguir.
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