sábado, 4 de abril de 2015

Pensamiento en solitario y en la noche. (Gato)


Eres tú la que llevo dentro de mí, has de ser mis huesos que sostienen mi cuerpo, eres la sangre, pero más imperiosa es la tuya que circula por ti, pues ¿qué he de beber si me muero de amor?. Te guardo y te dejo salir de mí, igual que yo mismo cuando el tormento de la soledad se vuelve una jaula, de la cual nosotros hemos escapado juntos. También te protejo de la incertidumbre de las desdichas. A tu llanto he de guardarle cada lágrima, pero más los gestos triste de tu rostro, porque ¿qué más dulce dolor el de consolarte?
   No me siento solo, en las noches el cálido esplendor de la pasión me ayuda a sobrellevar el majestuoso tono obscuro de mi tiempo, una paleta de colores para hacer paisajes noctámbulos dibuja mis sueños. Melancólico miro por mi ventana la luz azul, casi fusionada con las sombras, de la luna. Siento que tú también quedas mirándola igual que yo, todavía nos unimos en silenciosos encuentros, todavía eres tú quien me abraza, somos los dos quienes nos buscamos todos los días secretamente. El fuego está esperando unir las crepitaciones de los corazones. Y así dejar de fingir que estamos muertos.
  Tus labios son el principio de la eternidad, toda tú te llenas de la duración de ambos, porque cierro los ojos para poder verte mejor, y cuando los vuelva a abrir no te habrás ido como ayer. Aquí estás, hola... te extrañé demasiado.

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