Recuerdas que hace poco soñé que vendía flores, ese día compre bastantes rosas para mi madre, quería sentirlas, disfrutar su aroma y si era posible robárselo, quería recibir muchas flores, que alguien me las regalara.
Hace un mes recibí muchísimas flores de parte de mis alumnos, en total eran aproximadamente 180, yo estaba muy feliz porque inundaban mi recamara con su aroma, se veía hermosas cuando les daba la luz de sol.
Poco a poco se fueron marchitando, perdían su brillo, su esencia, su color, se iban poniendo tristes, y a medida que ellas lo hacían yo también, ya no era lo mismo que cuando estaban resplandecientes, no me provocaban la misma sensación.
Hasta que finalmente se pudrieron, la recamara empezó a tener un olor fétido, ahí tome la desición de que no quiero que me regalen más flores, me recuerdan el ciclo de la vida, el cual ellas no lo disfrutan bastante, ahí tenía yo tantas flores hermosas que se iban muriendo junto conmigo, nos ibamos pudriendo, calcinando en ese cubo de piedra, cada hoja caída; una lágrima derramada, un suspiro más, un pensamiento existencialista, un beso esfumado, un recuerdo ináudito, una mentira.
Sabes qué es algo que siempre dura para mí, esos pequeñísimos detalles; un abrazo, un te amo, un poema, una piedra dada como un enorme regalo, un frijolito de distintos colores, un pedacito de azufre envuelto en una cascara de mandarina, un colibrí de cristal, una muerte pintada de diversos colores...
Frau (04/07/2015)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario