martes, 30 de agosto de 2016

De suposiciones y encuentros.


Quiero hacer una suposición, digamos que todos (o al menos la mayoría) de los que escriben tienen un subversivo gusto por la lectura y, supongamos también, que este gusto los ha llevado a tener encuentros fortuitos, hallazgos maravillosos con algunos cuantos libros que reposan en las repisas personales. Pues eso precisamente fue lo que sucedió ayer por la tarde. Me encontraba caminando por un mercadito, de esos que abundan en México y a los que tanto me he acostumbrado, caminaba pensando en las situaciones de la vida y la muerte, Montado en el lomo de Ormuz y Arimán me perdía en divagaciones, cuando de pronto llamó mi atención un señor de unos sesenta años que vendía libros junto a un puesto de CD´s piratas, una especie de gurú literario, un Zarathustra del siglo XXI. La imagen no es afortunada lo sé, pero los libros que tenía en venta me obligaron a detenerme un momento para husmear en sus títulos. Como era previsible sólo pocos de ellos merecían la pena: una

antología de Manuel Gutiérrez Nájera, un libro de Krause, y el que más me impactó, una antología de autores poco conocidos, casi inéditos junto a autores de gran renombre llamada “Creaturas del abismo”. Desde el vamos me preguntaba por qué la antología se llamaba así si entre sus páginas andaba Paco Taibo II (que es el creador del género neopolicial en México, de él recomiendo Retornamos como sombras, gran novela ambientada en los años 40) junto a Gerardo H. Porcayo (se dice por ahí que es el iniciador del cyberpunk en Latinoamérica, de él recomiendo la novela La primera calle de la soledad, nada más para que le echen un ojo), y me llamaba la atención esta mezcla de autores reconocidos con los prácticamente inéditos y la relación poco aparente entre el cyberpunk y el neopolicial y el terror.


Cuáles son las claves para desentrañar estos misterios de la antología más extraña que he conseguido. Sólo el tiempo lo dirá. Pensándolo detenidamente uno llega a caer en cuenta que el abismo podría ser no sólo la separación de estos géneros tan periféricos sino la culminación de la suma total de ideas, la explicación de “lo real imaginable” no de la “realidad”. Una recopilación planeada para estrellarte los ojos, para torcerte las ideas, para mostrarte los paralelismos entre el crimen, las utopías o distopías y el genial uso del lenguaje que crea el retrato social latinoamericano más crudo y catártico de este siglo lleno de tecno-dependientes, cables saliéndonos de las orejas, crímenes que delatan la ineficacia de un sistema judicial muy pobre, un panorama aderezado con situaciones más increíbles que Harry Potter con todo y varita. En sí misma esta antología es doblemente transgresora, por un lado tenemos la reunión de géneros poco leídos y conocidos dentro de la escena literaria mexicana, por el otro tenemos la irreverencia, el juego del lenguaje, la sencillez y sobre todo la ruptura violenta de la división entre el muro gringo y los paisanos mexicanos: en México actualmente se hacen cosas rarísimas, pero a la par muy interesantes y divertidas. No puedo evitar pensar que somos hijos de aquella frase del genial Manuel Vázquez Montalbán que dice “si algún objetivo tiene el escribir novelas de género, éste ha de ser llevarlas hasta sus últimas consecuencias y violentarlas”, que mejor explicación para México, para ésta antología, para los tiempos que estamos viviendo.
Me impresiona que en México estos autores sean eclipsados por otros supuestamente mejores, pero quién decide la clasificación y los nombramientos. Es un error entrar en una discusión relativa a los clasicismos, cada persona crea sus propios clásicos desde Homero hasta Cortázar, pasando por la épica, la fantasía, el realismo y un largo etcétera.
El auge de la novela de género en otros países es monstruoso. Sin embargo, como en todo, el best seller se come a los autores que tienen cosas francamente buenas. Uno puede arreglárselas para tener un buen libro cada mes, con excelente calidad narrativa y profundidad de contenido. Pero es un arduo trabajo que requiere horas y horas de prueba y error. En el caso particular de México el trabajo es doble. El material llega con muchos esfuerzos a nuestras manos, ejemplo de ellos son algunos suecos como Mankell (buen autor de novela policial) que si buscas bien puedes encontrar unos cuantos libros de él. Una de las editoriales que hay que tener en cuenta para ello es Tusquets, que mantiene un buen nivel entre el precio y la calidad de sus ediciones. Así que se agradecen estos maravillosos hallazgos que se disfrutan en compañía de un buen café y un cigarro, que nos despiertan y nos hacen abrir los ojos y las ideas.
Paco Ignacio Taibo II
Pues bien, regresemos al libro.  El primer cuento de la antología está escrito por Taibo II y se llama El enviado, en él se narra la concepción de aquella famosa novela de Phillip K. Dick, Sueñan los androides con ovejas eléctricas, de una forma bastante curiosa. Un mexicano, se intuye por su léxico tan colorido, le propone un juego lleno de ucronías al escritor donde Hollywood sigue siendo de México como todo Los Angeles. Hollywood se llama ahora Santobosque. Y va más lejos, el don de la omnisciencia parece tenerlo el mexicano que le propone un trato sobre una novela que aún no ha escrito K. Dick, diciendo que en unas cuantas semanas le llamarán para pedirle los derechos sobre ella para ser filmada. K. Dick no entiende ni un carajo, pero sigue el juego y supone (qué otra opción le queda) que todo aquello es verdad. Hace preguntas y divaga un poco. La novela parece que será ambientada en el futuro. Y éste escritor tendría otro nombre, se llamaría “Felipe Q. Pito”. En realidad nada cambiaría mucho. Estados Unidos no existiría sin Hollywood eso queda claro, no tendría alma y México, bueno seguiría siendo México pero más grande.
Cómo termina todo, pues con K. Dick teniendo ganas de ser mexicano aunque su nombre hubiese estado de la chingada, Felipe Q. Pito, con esa reivindicación de lo mexicano frente a lo lejano en la imaginación que es el único espacio verdaderamente nuestro. Termina dejándonos una reflexión bastante interesante: ¿Dónde empieza el sueño, cuál es la aspiración de todos nosotros, a quién imitamos, quién nos ha robado las palabras que nos hacen falta, por qué carajos seguimos queriendo ser iguales a los gringos y no viceversa, alguien se acuerda dónde dejó garabateada su esperanza?  
Ese es sólo un cuento y es por demás un bombazo. Es de esas pocas veces que te encuentras en una maraña de ideas y sin embargo puedes distinguirlas todas y cada una de ellas. Taibo es un autor que me pone a pensar en que las cosas “a la mexicana” son de gran valor y de real interés y sobre todo, son el nombre que le debemos a esos lugares existentes sólo en nuestra memoria. De esas minucias viene mi gusto por la literatura latinoamericana, por el juego de palabras y la sencillez en el estilo.
Alfonso Reyes
Quizá el gusto por la lectura puede nacer de las novelas de terror (como fue mi caso) o de las novelas de ciencia ficción o de las novelas de aventuras, realmente no importa de dónde surgió el gusto, lo que importa es que no se pierda, que se renueve, que se complemente. Las lecturas de escritores anglosajones o de cualquier otro país son buenas, pero saben mejor si le ponemos unos toques mexicanos o latinoamericanos. Es, como decía Reyes, todo un proceso pues para ser verdaderamente nacionales hay que empezar por ser internacionales. Da lo mismo leer a Dalton o a Goethe, a Hesse o a Fuentes, a Paz o a Baudelaire, lo importante es la lectura.
No hay géneros menores, como podría pensarse, menos en Latinoamérica. Siempre es cierto que la pretendida intelectualidad nos dirá que este escritor es mejor que aquel otro, o que tal libro debes leerlo por tal motivo, pero eso no es sino su apreciación. A los libros se debe llegar sin intermediarios, sin cuerdas de soporte, se debe saltar a los libros sin paracaídas. Lo que te podrías encontrar en ellos es más grande que las palabras. Sin embargo, una guía nunca cae mal, siempre y cuando se lea con criterio propio.
Por ello hay que abrir bien los ojos para ver lo que nos podemos encontrar en un mercadito junto a un puesto de CD´s piratas. 

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