“¿A quién
le ha dado hoy
por hacerme
pedazos los recuerdos…”
-Víctor Rodríguez Núñez-
Al
hablar de ti, hablo inevitablemente de las cosas que no fueron, de las tardes
de dos cielos acostumbrados a estar lejos, de palabras que no entendías, de
silencios que me obstinaba en llenar. Ya no hablo de nosotros, aquel pluralismo
que tan barato nos costaba en ese tiempo, ya no existe.
Hoy me sirves como inspiración, como
recuerdo del futuro o premonición del pasado. Te me escapas de la vista y de la
memoria tan fácil como cuando llegas. Tan acostumbrado a perderte me permito la
promesa de esperarte del otro lado, en ese espacio entregado al azar y a
nuestros caprichos. Por eso cuando llamas yo atiendo, abro las puertas y te
permito la entrada porque sé que no te quedarás, que tu casa hoy está en el
sur, que tus besos son otro regalo más para la colección de fotografías viejas
que guardo en el cajón.
Al hablar de ti, hablo de mis
secretos más íntimos, de todo lo que ni a mí me confío, de algo que no sé cómo
se llama pero que a ratos me duele. Al hablar de ti, hablo de las noches que no
te cuento, de los espejos del día siguiente, de tu partida. Es jodido porque
tienes la ventaja de local, es jodido porque yo siempre resulto un intruso. Tan
acostumbrado a que sea así, a revolver tu aroma con mis letras que tu partida
resulta otra forma de volver por sitios conocidos. Al hablar de ti me dan ganas
de jugar con el tiempo perdido, ese que se detiene detrás de los cristales en cualquier
aparador de la ciudad.
Y así vamos caminando sin
cansarnos, tocándonos a veces, dispensando soledades. Resulta tan fácil clavar
mi mirada en tus ojos de ayer y llegar sin escalas al pasado. Y sin embargo
resulta tan difícil hablar de ti como podrás darte cuenta. Es por ello que
cuando alguien me pregunta las razones no me atrevo a explicarles todo esto, lo
bien que me la paso brindándole dos horas de mi tiempo a tu recuerdo, lo mucho
que me juego al decir tu nombre.
Hola, Martín.
ResponderBorrarLo que se escribió es intenso. Muchos de nosotros, o todos (me atrevo a decir) tenemos a alguien que nos hizo tanto bien y que ahora está en el pasado, en el lado de los recuerdos y las nostalgias de tiempo que se pasa junto a esa otra persona. Sé que no se trata de obsesión, sino que desde dentro de nosotros aparece esa persona con una tranquilidad natural.