jueves, 22 de enero de 2015
... Y hablando de paredes.
Ahora empiezo a dar cuanta de lo vacío que estoy por dentro. Un exiliado de mí mismo, que he intentado surgir de las profundidades del terreno más hostil de la vida, el más cruel escenario de la realidad, donde hemos de sufrir nuestras penas, llenas de vergüenza por nuestro propio llanto, el más sutil y melodioso llanto. Por eso estoy aquí, atrapado en un sueño. Trajinera de los muertos al pasear en las calles, y se va identificando el exterior con mi tristeza vacía, es inevitable ver el suelo que avanza debajo del vehículo que me lleva a la escuela, con las personas que van en él y en las ventanas de las casas. Deplorable inicio de clases, debo de llegar temprano para preparar mi papel, la cara que debo de poner en todo el día para que no identifiquen mi soledad, mi más profundo pesar. Y una paloma vuela en lo alto. Actuar la vida, ser otro que no es trágico, otro que no es olvidado.
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