miércoles, 6 de julio de 2016
Milonga para un amor perdido (Frau y Sonne)
Inmenso sueño dogmático él que me aprisiona todas las noches, se ríe de mi torpeza y mi incapacidad para amar, no comprendo cómo sucedió, ahora soy un ser frío y hermético, cubierto de visiones y cosmovisiones, perdido en la eternidad. Este sueño me ha molestado, me persigue mucho, y me señala mis errores. ¿Cómo es posible que me haya vuelto tan cerrada cuando hay más gente a mi alrededor? Quiero decir, personas con las cuales puedo convivir tan bien, que valen la pena. Quizás así haya sido siempre, yo soy la que no puede convivir; los miro y parecen tan tranquilos, sin ninguna pena visible, ni problemas que les cambie la cara de un golpe. No los envidio, sólo observo su indiferencia ante lo que me importa de verdad. No soy ellos, ellosdesaparecen para mí, viven sus vidas normales, el problema soy y, mi conocimiento está reencarnando en mis entrañas, me intimidan, esto es una simple obra teatral, en donde de repente me dan el protagónico y otras veces el espectador. Debe de ser de este modo, sino sé que podría enloquecer. Naufrago tan rápido por los mares de la vida, que no me alcanza la vista para ver las islas que recorro. Una obra de teatro donde el escenario completo es el mismísimo universo. ¿Quién soy ahora? Puedo ser esos ojos que miran abrirse el telón desde el inicio, o quien llega tarde y busca un asiento disponible, no ocupado por fantasmas y terribles pesadillas. También puedo ser la que ve a todos y a nadie, un horizonte multitudinario de risas y llanto y lágrimas y espanto... y canto de la vida. El sueño es la voz de mis reencarnaciones, de mis animales interiores.
Ahora tiene sentido esa Paloma negra que solía visitarme siempre que cerraba los ojos, el porqué me llevaba a viajar por muchos lugares, se tornó mi Dios, ese algo que podía adorar y pedirle alguna cosa, me dio un regalo, ya no lo recuerdo, no sé qué era, la he abandonado pensando que era dañino para mí. Debo volver, ella me espera, debo volver, va a estar en alguna parte de está inmensidad, tal vez me odie. Ella me ha enseñado el oficio de las letras, la profesión del poeta, gracias a ella conocí al caballo místico, con ella pude llegar a esa comunión en donde el hombre se mezcla para formar un ser indivisible, ya no se sabe quien es quien, qué es qué.
Ese sueño, no es un sueño, es su llamado, entiendo, esas lágrimas son el paso para llegar a ella. Su inmensa mirada me observa desde lo alto, su vuelo cada vez más cerca. Un latido tumultuoso, un trémulo árbol se destroza desde la raíz hasta la hoja más viva. Yo soy todo, cuando actúo. Paloma en mitad de la aurora, un gigantesco secreto me será revelado. Ni negra ni blanca es, es mi interior y nada. Tan sólo estoy soñando ahora, mis brazos no son de verdad porque cuando abrazo no siento, si vuelo no encuentro un cielo que sostenga mi peso. Te amo, Paloma, sálvame de mí misma que muero todos los días por ti...no, esto no es muerte, es vivir.
27/01/16
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¿Cuántas veces cantamos en silencio nuestras penas, acompañados por el ruido de un pulso quejumbroso y adolorido?
ResponderBorrarNo creo que sea más importante mantenerse mudos por malentendidos y peleas vagas, que decir lo que del corazón nace. ¿Cuántas parejas amorosas se han perdido porque no supieron hablar? dejemos todos de ser seres mudos.
Muchas de las cosas las hacemos en silencio y en solitario.
ResponderBorrarTienes toda la razón, no somos seres mudos, al contrario somo seres que saben gritar, que tienen lo que dice Freire; la palabra que otorga ser dueño de los propios pensamientos, ser dueño de nuestra libertad.