Ilustración sobre Fela Kuti, el padre del Afrobeat.
|
En la sociedad se percibe un desprecio innegable hacia las raíces indígenas,
africanas o marginadas que existen en cada individuo que puebla el continente
Americano. Sin embargo, esto no es algo actual porque somos producto de un
arrastre de pensamientos estériles y de un costumbrismo matizado de “blanquitud”
que anteriores sistemas de exterminación racial han impuesto, a modo de desprecio
propio, en nuestra boca. Cambiando nuestro lenguaje por el de ellos, cambiando
nuestras ideas por las suyas, donde nuestra mirada es ajena y el reflejo del
espejo es un extraño despreciable y fácilmente cambiable por un sueño donde el “prieto”
ya no exista, porque eso al fin extinguiría las raíces que asoman en nuestros
rasgos.
No es secreto que la hegemonía del “Gobierno Demócrata” a surtido
efecto. Nos despreciamos en los otros. Las raíces las hacemos a un lado o las
tomamos como símbolos, pero en cualquier caso no nos sirve más que para negar
nuestra condición o ridiculizar la cultura; Los símbolos son para mentes simbólicas,
el razonamiento y entendimiento de la situación es para seres racionales.
La imagen del che es la más prostituida de hoy día
|
A las democracias esclavistas les encanta eso de la simbología. Se
permite hacer de la figura de algún revolucionario (en el sentido más literal
de la palabra: partidario del cambio político, social o moral de una sociedad)
un símbolo mediático, se permite tatuarlo en tu piel, prostituir su figura en
revistas o en paredes y es menester olvidar sus ideales, pues lo que importa es
la pleitesía a su nombre no al cambio, eso sí… está prohibido pensar como él.
Lo que debe importar de los revolucionarios y de la revolución no son
los hombres, los hombres mueren, pero las ideas permanecen, las ideas y el
cambio es lo realmente importante.
Hoy en día, existen tantos matices en nuestra sociedad y tan variados
que nos perdemos de vista. Particularmente en México existe un desprecio por la
cultura propia y a gritos se pide la ajena. Estados unidos, provee a América
Latina de lo que le falta; su identidad, sus ideas, sus costumbres. Y les
impone nuevas formas, de vestir, de actuar, de sentir y vivir. El dueño del
juego toma parte en todo, en la deshumanización, la animalización, la cosificación
y le pone nombre a su nueva colonia; melting pot.
Hermoso “crisol de razas” (Melting pot), eso solo significa qué, como la
sociedad “Americana” (porque decidieron que ellos eran los dueños del
continente) es primariamente “blanca”, todo tiene que girar hacia ese lado de
la balanza. Bueno, a mí nadie me aviso que mi color de piel era considerado una
ofensa. Nadie me dijo que las revistas y la tv solo venden blanquitud en
rebanadas y que si quiero ser normal debo sufrir por mi condición de “indio
mestizo” y besar la mano del “civilizado capataz” u olvidar mi condición y
fingir que mis ojos son azules y no negros, aceptar su crisol.
La realidad es que la diáspora se aferra en mi piel, en tu piel y en la
sociedad cimarrona itinerante que somos. Aun así, la gentrificación nos hace
sentir las miradas de todas aquellas personas que, por unos cuantos pesos de más
en la cuenta bancaria, han cambiado la mirada hacia nosotros. A todos ellos les
presto el espejo de mi rostro para que miren su reflejo.
El Tío Sam nos enseñó que la gentrificación es un método muy útil,
sutil, pero tan efectivo como la
hegemonía y que, pensándolo bien, se
complementan. Uno es la elitizacion residencial y el otro la distracción de la realidad; nos
despojan de lo nuestro y nos controlan para no decir nada. Ya no es raro pues
desde siempre lo han hecho; primero nos dividió
el español y después tomó un nuevo
significado en las carencias del idioma ingles, en nuestras carencias por
cuanto producto somos (con empaque y precio), y nuestro lenguaje entonces queda
enterrado en doble tumba. Somos seres que aparentemente no tienen ni lenguaje,
ni casa, ni voluntad propia.
Logo del partido de las panteras negras.
|
Afortunadamente somos muchos los que queremos recuperar nuestra
voluntad, los que queremos salir de la “colonia”. Los que defendemos nuestros
ideales no lo hacemos en solitario porque ninguno de nosotros esta solo. Porque
no somos diferentes a Malcom X o a Las Panteras negras. Por cuanto ningún problema
nos es ajeno, debemos defender hasta el cansancio la justicia y la libertad.
Al escuchar a Fela Kuti y su Afrobeat, me saltan a la mente muchas
emociones. Hay compromiso social en cada acorde de su música, él reivindica la
cultura africana ya esparcida en América por la diáspora y mimetizada o negada
por nosotros mismos.
Malcolm X, activista social y político.
|
Escuchar a Fela es un reclamo del alma, un grito de revolución, de no
pasividad. Así como Gaspar
Yanga hizo su parte (aunque no aparezca en los
libros de historia) Acuérdate que a este gobierno autoritario le molestan las
personas decididas, si no crees, pregunta a los desaparecidos y muertos de
Ayotzinapa, simples estudiantes, este gobierno le teme mas a un libro que a la
delincuencia…el gobierno no entiende el dialogo, pero no se da cuenta de que
acaba de legitimar nuestra defensa propia. Esto no es un conflicto, no es
desobediencia civil. Pero se debe asumir una posición, porque la neutralidad o
la apatía no sirven en este camino. Se esta a favor o en contra, nunca indiferente.
Pero tal vez simplemente sean desvaríos, tal vez solo sea la música y el
ritmo que mueve fibras en mi ser, en mi alma negra, mestiza, india...pero al final humana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario