sábado, 29 de noviembre de 2014
Aquí, y solo.
Un fragmento de un poema. No sé si es triste o qué, pero pienso mucho en él, tal vez porque me he perdido en mi tristeza. Y sin darle un seguimiento cuerdo a mis pensamientos, pienso a veces en el futuro que imaginé en el pasado, pero me ataca mi propio presente, y entre voces recorro mi vida pensando en tu voz, y alcanzo a escuchar la mía que dice de tú:
XVII
Me acostumbré a guardarte, a llevarte lo mismo
que lleva uno su brazo. su cuerpo, su cabeza.
No eres distinto a mí, ni eres lo mismo.
Eras, cuando estoy triste, mi tristeza.
Eras, cuando caía, era mi abismo,
cuando me levantaba, mi fortaleza.
Eras brisa y sudor y cataclismo,
y eras el pan caliente sobre la mesa.
Amputado de tu, a medias hecho
hombre o sombra de ti, sólo tu hijo,
desmantelada el alma, abierto el pecho,
ofrezco a tu dolor un crucifijo:
te doy un palo. una piedra, un helecho,
mis hijos y mis días, y me aflijo.
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