Estas fechas, llenas
de niños con disfraces, de papel picado con formas interesantes, de recuerdos
por las personas que se fueron, de risas con las personas que se quedan, esta
fecha es una mescla de vida y muerte.
Las ofrendas las
realizamos por nosotros, no por los que faltan. Lo hacemos por el recuerdo,
porque aun los amamos, porque es hermoso pensar que un día al año podemos verle
nuevamente a los ojos, solo vemos que los pétalos de aquella flor de cempasúchil
caen trémulamente sobre el altar que era nuestra esperanza. Pero eso nos une,
el recuerdo seguirá y la esperanza el próximo año se renovara, aunque hoy
abrazaremos al de a lado, al amigo, a la madre, a cualquiera que pueda devolvernos
una sonrisa y celebraremos la vida; un pan de muerto en memoria de aquellos, un
café para estos que sobran y así poder sentirnos todos juntos, esperanza junto
a realidad, vida y muerte es una sola palabra este día.
Recordaremos que los
que quedamos, por hoy y aunque no queramos, pensamos en la muerte. Pensamos en
que tal vez el próximo año nuestra foto será la que se pose en el altar. Pensamos
en tantas cosas que nos causan tristeza, pero al final reímos. Reímos por estar
vivos, porque sabemos que el bullicio de afuera es alegría de celebrar una
festividad como día de muertos. Reímos porque algún día nuestra muerte les dará
alegría a los que se quedan, les dará motivo de sentirse unidos. Sabemos que un
2 de noviembre futuro, algunos tendrán la esperanza de volver a vernos a los
ojos, otros se divertirán…por eso este día nos toca esperar o disfrutar. Por
eso este día la muerte y la vida son una sola cosa, por eso este día es una celebración…disfrútalo,
el próximo año tal vez no puedas hacerlo.
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