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“Éste es el niño Amor, éste es su abismo,
¡Mirad cuál amistad tendrá con nada
El que en todo es contrario de sí mismo”
Definiendo al amor- Francisco de Quevedo
Tú miras mi casa, ves
mis rosas, caminas mis caminos, duermes mis sueños, piensas mis ideas. Tú y
solamente tú iluminas mi oscuridad, me tomas sin tomarme y me derrumbas con
apenas decir palabra.
Tú, tan diametralmente opuesta a mí, has puesto sitio en
el corazón.
Yo, tan simplón
recorro tu tiempo, toco tu cuerpo, beso tus manos, hablo tu lenguaje. Yo y solamente yo tengo tu aroma, te tomo sin
tomarte y te derrumbo con apenas decir palabra.
Yo, tan diametralmente opuesto
a ti, he puesto sitio en tu corazón.
Tú no dices mucho,
escuchas mi voz y me pides una canción. Yo siempre hablo demasiado, mi voz no
es buena pero te canto lo que puedo. Tú, observando con la guardia alta pides
que mis manos no rodeen tu cintura. Yo, amo sentir tu cuerpo, más sí tu cintura
es mi tierra firme. Tú escondes tus manos de las mías. Yo beso el borde de tu
hombro y busco tu palma. ¿Entiendes que tus manos, que tu toque, basta para
nunca perder mi rumbo?
Tú, tan diametralmente
opuesta a mí, te has ido impregnando poco a poco de esencia, de tiempo, de
palabras, de amor, de mis maneras…eras al principio diametralmente opuesta,
pero hoy vienes mas parecida a mí de lo que crees.
Yo, tan diametralmente
opuesto a ti, he aprendido a amar, tu aroma esta en todas mis letras, tu amor,
tus maneras, tus acordes…era al principio diametralmente opuesto, pero hoy
vengo mas parecido a ti de lo que crees.
Nosotros, tan
distantes estrellas e inseparables universos, tan blanco y negro. Nosotros tan
viento y fuego. Terminamos por ser una sola estrella en esta galaxia habitando
un solo universo. Nosotros terminamos por ser un solo matiz, un solo elemento.
Nosotros existimos indistintos, tú eres yo y yo soy tú.
Nosotros parecemos
diametralmente opuestos. Pero sabemos que somos completamente iguales cuando
estamos juntos, porque nos amamos y es acaso más porque el amor acepta esa
contradicción.
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