viernes, 28 de noviembre de 2014

No quiero (Ethos)

Sé que por diversos factores llegas a un punto donde lo único que ves en el espejo es un rostro extraño, algo que no estaba ahí en la infancia, ves de frente la niñez diluida. Al ver tu figura, no logras reconocerte, eres pero al mismo tiempo dejaste de ser.  Pasa una cosa curiosa al crecer y se podría resumir, tal vez, en una oración: El niño se va con el tiempo y se lleva todo, no deja nada.




No quiero que tus ojos miren mis palabras dichas apresurada, tonta e infantilmente. No quiero que digas que he cambiado. Soy el mismo niño de hace diez años, con sus mismas fascinaciones, con sus rasgos de infancia e inocencia perdidos en el rostro del tiempo. Pero con la misma mirada llena de sueños, de alegría y de la misma niñez.

No quiero que tus ojos duelan al tocar mi piel, no quiero que nada duela. Soy cuerpo, pero antes soy alma y muero si rosas el borde de mi esencia, que no estaría mal si murieras conmigo.

Tus ojos dulces y tristes a un tiempo no controlan su lenguaje, hablan sin parar aunque tú callas. Escriben en el aire letras que parecen destinadas a mí, no quería aceptarlo pero no son para mi, son para el que las quiera. Corazón hoy no, hoy estoy cansado, guarda tus miradas, tu lenguaje y tu hielo…hoy no quiero tus letras, hoy no quiero nada.

El niño sí quiere salir, y por este día olvidare que soy caótico, mejor recordare pegado al pasado como era aquel casi diluido pequeño.

Me perderé en mi tiempo y no molesten…que me estoy volviendo a conocer.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario