lunes, 23 de febrero de 2015

Y todavía sin ti. (Gato)



Me da por soñar despierto, de alejarme de lo que estoy haciendo y penetrar en un lugar escondido de los ojos de los demás, como si todo se encerrara, o más bien, como si todo se apartara, dejándome solo en medio de objetos que solo están en mi cabeza, de pensamientos que sacuden mi tranquilidad. Voy a parar al lugar de los recuerdos, donde pienso en ti silencioso mientras los otros hablan, y tengo que reírme, preguntar distraído, hablar sin decir nada para disimular que los estoy escuchando. Pero sus voces ya empiezan a sonar lejas.
      Ayer, por ejemplo, estábamos todos sentados en una mesa de piedra, que tiene un tablero de ajedrez y por cada lado bancas de cemento, están chuecas porque no es solido el terreno donde las pusieron, pero hay pasto alrededor, y dependiendo de la hora o el clima ese lugar puede estar tan lleno de gente o bastante callado. Los árboles no le dan tanta sombra a la mesa, casi siempre le da el sol. Está situada enfrente de un espacio verde que tiene uno de los edificios de la escuela. Entonces sentí la voz de ella que venia de todas partes, me estás llamando y no la sabes. Te confundía con cada mujer que pasaba y tenían algo de ti, pero solo era una imitación fugaz de tu presencia. Te veo en cada situación como una sutil existencia que te doy, hago una pequeña fantasía.

  Entonces cada oración dicha por alguien, los gestos en la conversación, los pasos que resuenan en el pecho de la tierra, las notas de las libretas, las clases de los profesores, monedas, desayuno, inglés, lápiz, arboles, sueños, las risas, los desconocidos, música, celular, mochila, calles, casa, bancas, tiempo. Todo suena, se siente, sabe tan a sin ti, y todavía sin ti.

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